martes, 7 de diciembre de 2010

Presentación del libro : La Gran Construcción del Puente de Chacao

Me ha pedido usted un comentario respecto al texto La Gran Construcción del Puente de Chacao del señor Héctor Véliz Pérez-Millán, literato chilote. Dicha obra la he percibido de la siguiente manera:
1ero.: Este autor, en términos esenciales, posee sentido innato de la ironía, desde luego, sin llegar al sarcasmo. Lo suyo opera a nivel de ideas. Tiene tacto; en otras palabras, dosifica extraordinariamente bien su veta irónica, de tal forma que está lejos de saturar.
Es destacable la enorme facilidad que tiene para abordar temas complejos sin mayor esfuerzo aparente. Su tono es conversacional e intimista, otorgándole un toque de humanidad a su relato, cualidad un tanto escasa en estos días.
2do.: En lo personal, conozco de cerca destacados literatos de Chiloé y me doy cuenta perfectamente de que el señor Héctor Véliz le hace honor a la tradición y calidad de los artistas de la palabra insulares como Sonia Caicheo, Oscar Galindo, Rosabety Muñoz o Sergio Mansilla, escritores connotados que mantienen el fuego sagrado de la “poiesis” (Entendida en su sentido griego original, vale decir, “creación”).
3ro.: He disfrutado la prosa de este literato sureño. Atrapa su estilo sereno e incisivo a la vez. Por otra parte aborda una temática contingente, desde su punto de vista desencantadora, negativa, con real altura de miras, sin el acostumbrado dejo de resentimiento. Tampoco cae en la tentación de ser “políticamente correcto”. Dice lo suyo sin tapujos. Léase el siguiente fragmento: “Según los doctores de ciencias políticas, las grandes construcciones requieren grandes sacrificios sociales y en nombre de esta fábula, todos los crímenes se justifican porque la epopeya en su marcha forzada engrandece el espíritu humano”. Defiende sus raíces huilliches sin caer en el panfleto, la fórmula fácil o efectismos trasnochados. La construcción de una obra de ingeniería de semejante envergadura, en el caso de la Isla de Chiloé, significa un corte con sus lazos filiales, primordiales para miles de seres humanos. Lo atávico suele ser arrasado; sin embargo, el peso de la historia termina por hacer resurgir gritos donde sólo habitan espectros, en el mejor de los casos. Es didáctico, además, el señor Héctor Véliz Pérez-Millán.
4to.: Como decía un prócer de las letras “Conoce bien tu aldea y serás universal”: a mi juicio, dicho enunciado sintetiza un aspecto determinante en Héctor Véliz Pérez-Millán. Su Obra podrá contener tópicos locales, perdidos en una de las zonas más australes del mundo, pero los tipos literarios que desfilan en algunos episodios, como por ejemplo en “Algo va a pasar” son definitivamente una muestra clarísima de lo anteriormente afirmado, a prueba de fronteras y prejuicios.
Aunque por derroteros distintos, asocio la temática y la actitud artística de este creador con figuras tan dispares entre sí como el español decimonónico Mariano José de Larra, al maestro ginebrino, pero de cultura francesa Voltaire; los chilenos Manuel Rojas y Joaquín Edward Bello o el colombiano Gabriel García Márquez. De este último, veo una feliz coincidencia en la manera de jugar con el lenguaje. Pese al formato (narrativa), el autor tiene una enorme facilidad para la prosa poética. Le aflora inevitablemente. Felizmente.




Giovanni Novoa
Profesor de Lenguaje y Comunicación
Alianza Francesa de Osorno
Encargado Nacional de Lenguaje y Comunicación
Sociedad Educacional la Araucana.

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