viernes, 23 de octubre de 2009

jueves, 22 de octubre de 2009

TRANSICION PERMANENTE

CHILE: UNA TRANSICIÓN PERMANENTE



El año 1979 cuando emprendía mi viaje a la Patagonia, primero tuve que pasar por la Trapananda (Región de Aysén y Coyhaique). En esa oportunidad hice la travesía desde Quellón hasta Aysén en un transbordador de Navimag, junto a un grupo de personajes que vestían a la usanza de los pioneros de las películas del Viejo Oeste; es decir, blue jeans y camisa de franela, similar a una serie de televisión norteamericana (La pequeña casa en la pradera) muy en boga durante los primeros años de la Dictadura Militar Chilena.
Conversando con estos pintorescos personajes, me enteré que ellos, con sus atuendos suaves y perfumados, iban a colonizar la Región del General Carlos Ibáñez del Campo (otro bienamado dictador de la oligarquía chilena). Para ese propósito, el Gobierno de facto, una vez más había arrebatado a los descendientes mapuche-williche, las tierras que estos habían colonizado desde cuando fueron ferozmente perseguido durante la Pacificación de la Araucanía (1881-1888). Aquellos indígenas y mestizos chilotes habían habilitado parajes y senderos para el ganado; y algunas villas que hacían más soportables la vida en esas soledades. De cualquier manera, los “nuevos colonizadores”, contaban con el apoyo del Ministerio de Tierras y Colonización para llevar adelante su cometido…Muchos de aquellos hombres - en esa primera oportunidad de reconocimiento no viajaban mujeres - eran tipos citadinos que habían dejado la oficina y gracias al panorama que les ofrecían en plena primavera, porque era Noviembre de ese año, habían emprendido la travesía, pensando naturalmente que así era siempre el buen tiempo que les esperaba. Cualquier otra opinión sobre la naturaleza cambiante del clima y los tiempos, les habría parecido una canallada, de manera que marchaban cantando viejas canciones de la tradición ranchera.
Yo a mi vez continué mi trayecto a la Patagonia Chileno-Argentina, Punta Arenas, Las Torres del Paine, Rio Gallegos, Santa Cruz y otras partes, un periplo que finalmente me trajo de vuelta a la Región Williche; esto es, desde la ciudad de Valdivia hasta Chiloé.
Finalmente cuando llegó la Transición a la Democracia (actualmente podría argumentar que nos encontramos en la etapa de la “transición permanente”), es decir, después de 10 años, incluyendo el fin de la Guerra Fría y la Celebración de los 200 años de la Revolución Francesa, finalmente me enteré por un programa de la Televisión Chilena, que esos pioneros de película habían fracasado; pues, la mayoría, durante el primer invierno, tuvo que salir huyendo de la nieve, del trabajo de arriero y agrícola que desconocían; y que sólo habrían quedado aquellos que no tuvieron los medios para regresar a la Ciudad de Santiago de Chile, de donde procedía la mayoría de estos aventureros.
Una vez más o tal vez porque no eran extranjeros, sino unos especimenes pobres de la congestionada ciudad de Santiago de Chile - con sus protestas y crímenes de Estado - el Gobierno los “exilió” prácticamente, y muchos de ellos dejaron abandonadas esas tierras y otros, tal vez los más habilidosos, encontraron compradores interesados y quizá muy pocos tuvieron éxito; eso no lo sé muy bien; pero como quiera que sea, en general, esa acometida colonizadora tuvo un solapado fracaso que los negocios de la Dictadura mantuvieron muy apartado del conocimiento público.
Posteriormente el Gobierno expropió esas tierras a los colonizadores ancestrales y se las vendió al magnate gringo, Douglas Tompkins (o como se llame). Y desde entonces, en estas tierras, la presencia humana prácticamente ha desaparecido. Dicen que Tompkins estaría protegiendo a la Naturaleza, pero a la mayoría de la gente más le parece la fortaleza de un territorio norteamericano. Algún día vendrán los mariners a repartirse la Patagonia como una extensión más de California, argumentan con fruición los pesimistas constructivos.
Los más optimistas piensan que un día no lejano, la Araucanía y la Patagonia se van a levantar como un solo puño y se va autodenominar La República Independiente de la Patagonia, tal como lo soñó el ciudadano francés, Orièle Antoine (1825-1878) quién se esforzó desesperadamente en crear un reino al interior del Wallmapu- territorio mapuche- (1860), cuyo reconocimiento de su Independencia Política y Territorial había quedado establecida en el Tratado de Killín (5 Enero 1641); mediante el cual, el Imperio Español reconocía la Autonomía de la Nación Mapuche.
Pero, en fin, el Consejo de Seguridad Nacional del Estado chileno, gracias a su sistema de defensa prusiano, ha sabido mantener las fronteras protegidas, más allá de los intereses de la ciudadanía, en beneficio del capitalismo internacional. Para entender esto último hay que pensar como un fascista neoliberal y actuar como un patriota nazi; rezar a Jesucristo y más encima creer que vivimos en la mejor de las democracias del mundo latinoamericano.



Héctor Véliz Pérez-Millán
Escritor

lunes, 17 de agosto de 2009

CUENTOS ANCESTRALES DE LA REGION WILLICHE

LA PRINCESA DE ANTILLANCA


Hubo una época en que la noche se extendió por toda la Cordillera de los Andes y el Otoño invitó a su pariente el Invierno a pasar juntos una temporada; y así, ambos destruyeron los espacios donde aún quedaba vegetación.
En aquellas latitudes vivía un valeroso cacique de la tribu williche, quien se decidió a permanecer en Antillanca, esperando mejores tiempos, y el arribo de la primavera en la región williche.
El cacique tenía una hermosa hija llamada Copihue a quien toda la tribu adoraba, no sólo porque era la hija del jefe sino porque además era la muchacha más bella y gentil de toda la comarca.
Los guerreros de las demás tribus solían competir en habilidad e inteligencia para ganarse la atención de la joven doncella, y de esta manera, se instalaban junto a la ruka del cacique, en espera de su recompensa; es decir, una mirada o la suave sonrisa de la princesa williche.
Un día cuando después de mucho tiempo apareció el sol, la joven Copihue salió para ir a nadar al lago que comenzó a descongelarse.
La joven lucía radiante, siempre cantando y peinándose en las transparentes aguas de la Cordillera.
Estaba en eso cuando Tralka, el dios de los truenos, la escuchó entonar una dulce leyenda de la tribu.
Intrigado por la melodía y la narración, se acercó.
Entonces, encantado por su belleza, con la agilidad de un rayo la atrapó, llevándola a la cumbre más alta de la Cordillera de los Andes, allí donde ningún guerrero pudiera arrancarla de su lado.
Cuando despertó del susto, en vano llamó a su padre y a sus admiradores.
Desesperada, la joven princesa se puso a llorar en la oscuridad de aquel invierno que había arrebatado el sol de los días.
El frío y la soledad pronto convirtieron su cuerpo en una estatua de hielo, confundiéndose con las rocas y las ventiscas que deambulaban por Antillanca.
Tralka, quien por esos días hacía su recorrido por toda la extensión de la Cordillera de los Andes, anunciando el granizo y las nevadas, al regresar junto a la bella Copihue con la intención de casarse con ella, se volvió loco de rabia al no encontrarla; y se puso a gritar y llamarla con su voz de trueno, allá en la Cordillera.
Pero lo que consiguió fue dar curso al peor de todos los inviernos que recuerdan los williches.
En la tribu, los hombres y las mujeres se refugiaron en sus rukas, esperando que el tiempo se lleve al dios Tralka con sus truenos y relámpagos.
Al pasar los días, el dios de los truenos, redobló su furia, iluminando la oscuridad del invierno con formidables rayos para facilitar su búsqueda.
Pero la joven princesa, congelada y fundida en la nieve, era difícil de encontrar.
Tanto alborotó por la comarca que Wepüll, el ojo del cielo que anuncia el sol y la llovizna, despertó de su largo sueño invernal.
Entonces, comenzó a caer una suave llovizna.
Luego vino el sol y comenzó a llover más y más, alejando con sus delicadas gotas a la noche invernal.
De esta manera, volvió la primavera, y la lluvia fertilizó la tierra, mostrando toda vida oculta en la naturaleza.
En la alta cumbre, las nieves eternas cedieron su lugar a los rayos del sol y Copihue, poco a poco comenzó a despertar, pero transformada en una hermosa flor de la montaña, comenzó a extenderse por Antillanca; y así, los árboles, las plantas y los animales de la Cordillera comenzaron a renacer alimentadas por el agua y la presencia de la nueva flor que por primera vez nacía de aquel largo y cruel Invierno.
Aunque los williches habían estado muy preocupados por sobrevivir, no habían olvidado a la joven princesa extraviada en el lago cordillerano; por esta razón, cuando apareció la hermosa flor que llenó de rubor la montaña de Antillanca, para no olvidar a la gentil princesa, comenzaron a llamar Copihue a la nueva flor que reaparece tras cada invierno.

miércoles, 29 de julio de 2009

Aproximación a una definición de Arte Mapuche Contemporáneo

Arte
Para hablar de “Arte Mapuche Contemporáneo”, tenemos necesariamente que abordar el significado que tiene la palabra arte.
Este recorrido conceptual en busca de la definición ya se ha hecho en la filosofía occidental y desde esta perspectiva no se define finalmente lo que es arte mapuche. Pero no importa cual sea la trinchera en que nos ubiquemos para poder identificar este término, a pesar de lo anterior, el arte esta en todas las cosas donde se manifiesta la expresión humana en el mundo, en cualquier parte. Arte es más o menos todo cuanto entendemos por tal, cualquiera que sea el lector que lo lea. Así un lector erudito vera arte donde el común de la gente no lo ve. Y así el pueblo vera arte en donde el erudito verá solo desperdicio.
Hablaremos de arte como la construcción tanto, estética como formal de la más elevada expresión espiritual.
Quizás dentro del mundo mapuche no hablemos propiamente de arte como se entiende en el mundo occidental, pero desde el mundo occidental si se puede distinguir elementos que permiten hablar de obras de arte mapuche contemporáneo.
Una de las nociones difícil de concebir dentro de la concepción de arte mapuche contemporáneo, es entender el arte integrado, por ejemplo con lo político, sin ser éste arte oficialista. En la cultura occidental el arte integral es una búsqueda permanente, en la cultura mapuche el arte integral es lo fundamental.
Un elemento que ayudará a entender el arte mapuche es su disociación del arte chileno, reafirmando la idea de que el pueblo mapuche es pueblo nación distinto de la sociedad chilena. En consecuencia arte es la expresión que deja ver nuestra existencia en el mundo. Es el anhelo propio de cada mapuche por expresar un sentimiento que se encuentra en el “corazón” (Piwke).

Arte y Poder económico
El poder económico, motor de depredación que mueve al mundo occidental, es el que condiciona el juicio de cómo se mira la obra de arte. Es decir, lo que debiera ver el individuo como arte es lo que el poder demanda. No importa la vertiente ideológica en donde se origine la obra y que lucha contra el poder, el poder económico, ejerce una suerte de hipnosis sobre todas las demás ideas, que las impulsa solo en el sentido de afirmar la idea subyugante, pero no provoca un avance sobre el devenir que llevan al desarrollo de la cultura humana.
Ciertamente, existe en Latinoamérica una condición de cultura subyugada, en la generalidad de pueblos en donde las ideologías dominantes condicionan las maneras de ver. El ejercicio democrático del arte se manifiesta de acuerdo al patrón dictado desde el poder económico. Un patrón que determina y articula todos las condiciones que concurren para que la experiencia del arte sea un hecho. Este poder, por citar una vertiente, se ejecuta desde el aparato de mayor jerarquía de control visual ejercido en el mundo, desde la fuente máxima generadora de elaboración visual contemporánea; la televisión. La televisión como concepto ampliable; es el medio en donde todas las elaboraciones ideológicas, religiosas, económicas, valóricas, filosóficas, es decir todas las esferas del mundo humano se mixturan, y el “producto visual final” llega al individuo con componentes ya procesados, en donde el consumidor no interactúa con la expresión espiritual, sino con los elementos formales, ideados que desde el poder se hace constreñir la mente individual y colectiva. En el recuadro televisivo no se ponen en realce las diferencias culturales. Este cuerpo visual nos muestra la ilusión de cultura unitaria. La quimera de la nacionalidad compartida y equitativa. Esta observación es destacada para decir que nuestros mundos personales, sociales y grupales están imbricados y es justamente por este rasgo es que se usa este medio para que el estado gobierne. Por lo tanto toda lesión en nuestra alma colectiva encuentra una llaga en cada uno de nosotros y a través de los otros, herida que finalmente nos quebranta en nuestro anhelo colectivo.
La negación y el estereotipo de la condición cultural mapuche es definida por el poder depredador, así el mestizo chileno se enajena de su genética ancestral para mejor asimilarse al hilo quebradizo que lo ata lánguidamente al corazón del padre ausente.
Cuando la génesis de la obra de arte no se basa en una pieza del motor depredador, queda excluido dentro de los circuitos culturales y comerciales. El poder conoce de este efecto y sabe que es Leviatán quien dirigirá el orden universal. Cuando la obra se ejerce desde la pertenencia cultural que cae fuera del ámbito de tolerancia del poder económico, y que entorpece el camino de depredación, se convierte en “amenaza terrorista”.

Mestizaje en Latinoamérica y Chile
«...nunca han podido eliminarnos ni borrar los recuerdos de lo que éramos indígenas, porque somos la cultura del cielo y la tierra, somos los antiguos descendientes y somos millones, y aunque el universo entero se desplome, nuestros Pueblos seguirán viviendo aún más allá del imperio de la muerte» (Declaración Solemne, Junta General de Caciques, 1991).

Existe una anulación de la circulación visual del pueblo - nación indígena en muchos países latinoamericanos, esa es una práctica muy común del estado dominante. La negación de la existencia, sometiendo a esta mentira como por una hipnosis controlada, y quienes más se afectan es el pueblo indígena que forma la mayor parte del territorio latinoamericano.
Generalmente no se abren en el ambiente cultural chileno ventanas en donde se encuentre el verdadero ejercicio del ser mapuche dentro del medio del que forma parte. Dentro de la definición de arte si es que se plantea en forma seria, existe una omisión, una completa ignorancia con respecto a la estética ancestral.
A si es como en Chile y mas específicamente en Osorno existiendo un porcentaje sobre el 80 % de población de origen indígena, las autoridades los artistas, intelectuales, políticos, religiones y la misma población chilena niegan la existencia de los otros y de ellos mismos. Irónicamente Osorno se presenta al mundo como una ciudad de colonias pluriculturales, sin embargo para los extranjeros que alguna vez han visitado esta tierra encuentran en sus calles la mirada antigua y angustiada de un pueblo sometido a una imposición de cultura que los mantiene atrapados en una cárcel del cuerpo propio.

Por ejemplo; en el sector de Rawe existe un lugar que es sagrado, Txen txen y Kaikaifilu en donde se realizaban ceremonias ancestrales, (aun se realizan) en torno a la cultura antigua también existen expresiones culturales irreductibles con respecto a la filosofía mapuche, a la cosmovisión finalmente. Todo esto conlleva a que a través de esta manifestación se involucre lo que hoy se llama música, artes escénicas, arquitectura, artes visuales etc.
Podemos afirmar que la historia del arte de rawe posee alrededor de 2000 o mas de 9000 años... pues los elementos culturales de este sector son los mismos de los cuales son parte el hallazgo de asentamiento humano del sector de monte verde entre puerto Montt y Osorno, hallazgos que ponen en una situación de absurdo histórico la teoría del poblamiento americano. Se podría decir con todas sus letras y con mucho orgullo que el sector de Rawe posee una historia que data de alrededor de 9000 años por lo menos. El arte de todos los que miran el mundo desde esta perspectiva ancestral sigue la tradición y perpetúa la visión de mundo de la que nos sentimos parte. El arte mapuche es contemporáneo, pero al mismo tiempo es ancestral, pues no inventa los signos ni la filosofía que contienen. Se despliega en su extensión libremente de acuerdo al desarrollo de la vida misma.
En la televisión chilena se ha mostrado malignamente el mal llamado “conflicto mapuche”, a raíz del lamentable homicidio del Peñi Matías Catrileo, integrante de la coordinadora Arauco Malleco", y la muy lamentable huelga de hambre de la Lamuen Patricia Troncoso, además de dela injusta detención del peñi Hector LLitul, provocado por la aplicación de la ley antiterrorista legado por la anterior dictadura. Al aplicar esta ley el estado de chile no reconoce la condición de pueblo mapuche, es decir no se reconoce una estructura, una sociedad dispuesta bajo elementos culturales propios.
Uno de los ideas desprendidas es que "el problema del pueblo mapuche no es la existencia del habitante chileno y su permanencia dentro del territorio, sino el capital transnacional, la depredación por sobre la dignidad humana. El alma de la sociedad chilena tiene un problema con sigo mismo y ese problema se lo carga al pueblo mapuche."
Podría agregar que el arte mapuche no es la sobra del arte chileno, el arte chileno aun hoy es arte colonialista, sin identidad en el mayor de los casos. El arte mapuche es el arte del ser humano que habita en el mundo, con identidad, territorio, cosmovisión.
Finalmente omitir la expresión cultural de un pueblo es matar al ser humano que esta detrás de este pueblo.

La Ilustración y el mundo mestizo

“Existen solo dos mundos; el mundo de los seres humanos que habitan en la tierra, por lo tanto los mapuche – gentes de la tierra- y los otros seres que no pertenecen aquí pero sin embargo deambulan en la tierra y fuera de ella” Ñaña Francisca Aucapan. Ralko Lepuy, Pueblo Pewenche.

Ilustrar es mostrar de manera tutelada una idea, a la vez es la posibilidad de adquirir información en términos prácticos y sencillos.
Asimismo cuando la obra artística es la copia fiel de la idea, ilustra al lector. Ha ocurrido a lo largo de toda la historia del arte occidental.
El egocentrismo cultural del mundo occidental que busca ejercer la supremacía para redimir a las demás grupos humanos a su usanza y semejanza. La decadencia de occidente desde el mundo posmoderno viene a consolidar un caos de ideas que deja en evidencia la precariedad del sistema cultural y que se opone al mundo mapuche.
El mestizo chileno que forma el mayor porcentaje de población de chile, no reconoce su doble componente ancestral, el local y el foráneo. Es en este vano sentimiento que deja esta latente ambivalencia enfermiza, en donde se asienta el poder depredador.
El mundo visual mapuche conocido por el mestizo chileno, esta basado en la representación de los elementos visuales propios de la cultura occidental chilena. Todo lo anterior a través de cronistas que realzaban a los antiguos habitantes de esta tierra (sin duda una practica común de los poderes subyugantes para mediante el glorifique se baja la guardia respecto al real intención del poder usurpador) que ilustraban situaciones primarias acerca del devenir de los primeros años de génesis de la nacionalidad chilena, situaciones costumbristas, reconocimiento del propio ser en este mundo. Así del mismo modo fotógrafos europeos del siglo xix muestran en situaciones ambiguas, en escenografías teatrales se muestran a famillas mapuche. Se le llama a esta imaginería del colono la base de la nación, lo criollo, lo autóctono. El folclor viene a asentarse como lo ilustrativo para el chileno, o el pueblo colonia, ilustraciones para entenderse y entender el mundo originario, en donde se generó la nueva vida para sus antepasados, en suma para tener una imagen de si mismo en este otro mundo. En época reciente ya lo hizo Violeta Parra, Víctor Jara artistas chilenos con ascendencia mapuche. El Folclor es la copia falsa del reflejo original. En el folclor se usan elementos autóctonos pero disociados de su origen. Las formas, los colores, los sonidos, son una interpretación de una idea propia, que quizás expresa el sentir de un pueblo colonizado que mediante el aferrarse a elementos culturales vivos de este territorio, establece una fugaz diferencia que le hace tener una idea propia de si mismo.
En esta esquizofrenia se mueven nuestros pueblos mestizos, con el anhelo escondido. Esquizofrenia social en el sentido de no pertenecer la expresión a si mismo. Lo de vivir desdoblado sin encontrar el cuerpo propio. Aislado viviendo entre dos mundos. Muchas veces la imagen que tiene el indígena de si mismo no es su reflejo, sino la visión de lo que el poder quiere que tenga de si y la imagen que se quiere se tenga del hermano. La fragmentación espiritual nos convierte muchas veces en suspicaces enemigos. La no aceptación de este reflejo forzado, es el exilio fuera del sistema social.
Cuando se separa la imagen de lo que se quiere representar, se apela a lo que en algún momento de la historia occidental se llama el mundo de las sombras. El igual al origen. Por ejemplo; para Platón la pintura era un arte menor pues era una copia, lo contrario a la verdad, finalmente lo distinto a la belleza. Hoy el arte contemporáneo demuestra con ventaja que no necesariamente lo bello es verdadero entre otras cosas…
Quizás dentro del mundo mapuche no hablemos propiamente de arte como se entiende en el mundo occidental, pero desde el mundo occidental si se puede distinguir elementos que permiten hablar de obras de arte mapuche. Esto no es nuevo pues ya en el siglo xiv, Alberto Durero, hombre renacentista por excelencia en el norte de Europa, al llevarle algunas piezas de tocados, orfebrería, joyas, dijo: este arte que traen es el arte mas elevado que se precie, tan elevado como el mejor arte de Europa, y estas personas podrían ser llamadas artistas y genios creadores”.
En nuestro corazón somos lo que queremos ser, pero cada uno de nuestros semejantes contiene una idea que fricciona el valor de las ideas propias. Pero la expresión artística occidental ¿es lo que el “piwke” (corazón) anhela? Quizás la respuesta sea lo que el poder demanda o lo que la idea dominante requiere.
Cuando una cultura como la mapuche expresa sus anhelos del corazón, no solo representa la acción de representar la idea o el anhelo, la acción de crear y el producto constituyen desde su origen hasta la concreción final la razón de ese anhelo. El gesto artístico constituye en si mismo expresión del movimiento unitario en donde la lectura del cosmos, el mundo humano y el objeto constituyen una unidad. La creación artística, la obra, son física de lo trascendente.
Los colores, los ritmos, las formas, los sonidos, los movimientos las texturas, etc., son herramientas necesarias para decir cosas que están en el alma.
El pueblo mapuche sabe que la imagen que tiene de si mismo es variable y depende del lugar y el contexto sociopolítico en que se encuentre cada individuo. Todo lo relativo a su cosmovisión va a determinar la visión estética para enfrentar a la idea dominante. La visión de uso de los elementos formales se adecua a través de una apropiación de los espacios visuales del mundo occidental.
Desde el uso del caballo, las monedas de plata acuñadas por el estado de chile, (con ella se realizan las trapelacuchas), la lengua, la religión, la política constituyen elementos culturales que han permitido la supervivencia de la cultura ancestral, así desdoblado el anhelo del corazón busca su camino ya trazado y este lo encuentra en si mismo y en sus iguales. La geografía natural determina el sentido del anhelo del corazón, y el lugar involucra mundos situados en un lugar físico y desde allí el mundo entero, hacia el universo.
Paradójicamente no se puede hablar de arte chileno considerando piezas de arte mapuche que datan de miles de años de existencia. Chile como estado nación recién se forma el año 1825, la corona española también podría colocar dentro de su historia del arte, a la expresion mapuche pues durante la conquista fue territorio español según ellos. De la única forma que se justifica que el arte mapuche sea arte chileno es por la conquista del territorio mapuche. Estamos frente a una idea de eliminar el anhelo del piwke mediante el poderío militar y la dominación por la fuerza.
Lo original, lo autóctono, no requiere ilustrar lo propio, la obra mediante la acción, gesticula el anhelo del corazón.
El arte contemporáneo mapuche se inserta desde el punto de vista de los elementos hechos propios, soportes, técnicas, conceptos, ideas adaptadas.

El gesto, la acción y la obra
El gesto es el instinto que nace del anhelo del corazón. La opción que comprometa elementos que traspasen estructuras establecidas. El movimiento preciso que provoca la alteración del orden subyugador. La contorsión conceptual que restituye el orden propio.
La acción es la realización de la obra con movimientos espacios y verbos que son propios de la cosmovisión mapuche. La organización de los elementos y materias primas en un ritmo y en un espacio propio.
La obra es el objeto resultado de un proceso que se inicia con el anhelo del corazón. Las formas que adquieren son determinadas por la acción, el gesto es la colocación dentro de un contexto de esta obra para que de esta manera provoque la válvula de liberación del anhelo individual y colectivo.
Dentro de la asimilación cultural frente a la sociedad chilena occidental, se asume una subordinación estratégica y de esta forma se fija el concepto de arte y se hace propio. Apropiación del concepto para supervivir y llevar el anhelo del piwke hacia lo exterior del propio ser.
Todo buen arte nace del anhelo del corazón, es lo íntimo que queremos expresar. Logremos o no nuestro cometido el anhelo siempre aguarda allí el momento propicio para salir y ser carne del cuerpo. Los sueños, sean cuales sean son parte de nuestra cosmovisión, la tradicion, las ceremonias y todos los componentes de la cosmovisión mapuche son los anhelos del corazón. Son anhelos que laten desde la lejanía del tiempo.
La Nación mapuche se despliega como cultura ancestral en cada uno de los ancianos, niños, la relación con los iguales, los hermanos que son reflejos, o la imagen que más se acerca a la imagen qué siento que me representa. Esta construcción produce una red de anhelos propios que se colectiviza. Cada uno de los hombres y mujeres poseen este anhelo, sin ver esta imagen en el exterior pero si como algo que existe y conocemos solo en parte, existe una convivencia subterránea con mí igual, en esta oscuridad se tejen redes silenciosas, redes de afectos, redes de reunificación del conocimiento.
Cada hombre y mujer posee un fragmento de su historia colectiva un fragmento que sola no pulsa, solo lo hace en la colectivización de esta porción. En la sociabilizacion cobra sentido tanto en lo individual como lo colectivo. En la comunicación, la conversación, la vivencia con la tierra, contacto con lo natural se encuentra el vestigio del recuerdo perdido en lo remoto dentro del ser. Este anhelo propio también es colectivo.
La cultura mapuche posee un cuerpo de ideas estructurada a través de miles de años, el arte. La filosofía, la tecnología, son elementos que vienen a ser convidados al mundo mapuche sin ser invitados. Así como cada mapuche hace de su vida un proceso, una forma de aprender a vivir como mapuche, la sociedad entera lo hace. La recuperación del los espacios mapuches son tanto físicos como conceptúales este es un proceso original de una nación que se integra pues esta es su naturaleza. La tecnología es una realidad cotidiana y es la mejor “droga que mantiene en esta suerte de letargo a nuestros pueblos antiguos”, con sus artilugios crean la fantasía de una sociedad superior. El arte es un medio de supervivencia y continuidad.
El arte contemporáneo mapuche adquiere múltiples formas, con estilos que no están definidos directamente por las tendencias predominantes a priori, por lo mismo las formas que adopta es la apropiación de los estilos y de los lenguajes usados dentro del contexto del arte occidental. Es así como una pieza de madera tallada dependiendo del gesto de contextualizar esta obra adquiere un carácter propio dentro de otro contexto.
Así mismo como las tierras mapuches han sido despojados y ese despojo se ha realizado dentro de todo el ámbito de la cultura ancestral, de igual manera el ejercicio del arte mapuche contemporáneo es una apropiación de elementos culturales universales y desde esta permanencia se establece una posibilidad de supervivencia.
La supervivencia esta amarrada con las mas remotas expresiones espirituales, y el arte mapuche contemporáneo es un elemento mas para la reconstrucción del mundo propio

Podemos decir que el arte mapuche es el arte del proceso propio de la cultura y el pueblo, no existe arte si no existe el reconocimiento ni la libertad, no puede existir uno sin el otro esta relación univoca , se estructura en la unificación.
Ragko
ragko.art@gmail.com

jueves, 2 de julio de 2009

jueves, 25 de junio de 2009

LA GRAN CONSTRUCCIÓN
DEL
PUENTE DE CHACAO


Cuando los ingenieros iniciaron la Gran Construcción sin duda tuvieron presente la contratación de un ejército de obreros y técnicos que Chiloé no poseía, porque la obra en sí, desde un principio demandó el esfuerzo de muchas gene-raciones, considerando el impacto social que este asunto traería para la comunidad.
La crónica dice que una vez hecha las contrataciones, las cuadrillas se repartían en diferentes funciones operativas, de acuerdo al programa de construcción sobre ese canal que fue durante milenios una frontera y un límite.
Al comienzo, el perfil general del puente proyectó la forma de un arco, en cuya base exterior se ven, a intervalo de una decena de metros, unos pilares tallados en roca viva, ajustadas con extraordinaria precisión.
Por cierto, los obreros que migraron con sus familiares creyeron venir por una temporada, mientras durara la faena, pero el tiempo se extendió y las circunstancias de ejecución de la obra hicieron cambiar ese primer impulso, y fue así como a lo largo de los años, las corrientes marítimas, los terremotos y las dictaduras, suspendieron sucesivamente la Gran Construcción, aumentando la impotencia y su presencia masiva que hizo cam-biar el paisaje humano; permaneciendo atrapados en la for-taleza de una obra que se hizo eterna.
La Gran Construcción del Puente de Chacao, presentada por todos los mandatarios que visitaron la zona en todas las épocas, fue planeada – según ellos – para ofrecer las bondades de Chiloé a todo el mundo, y nunca hubo disonancias al res-pecto; sin embargo, para hacer más interesante el proyecto, se crearon grupos de presión que opusieron tenaz resistencia a lo que ellos consideraban una brutalidad.
Cuando finalmente lograron el interés y el apoyo de organismos internacionales, dejaron de protestar, y entonces, como estrategia paralela a la Gran Construcción, se dedicaron a edificar viviendas sociales, cabañas y reclamar patrimonios para la Humanidad… Así se apropiaron de la idiosincrasia autóctona para venderla como inagotable recurso cultural (por cierto, excluyendo a la población nativa por considerar los asesores que esa gente no sirve, que basta de romanticismos, porque lo mejor es cambiar el cuerpo social, trayendo gente del Exterior).
¿Negocio?...La monumental iniciativa a cambio de talar el bosque nativo, apropiarse de fiordos, lagos y ríos; en una pa-labra, reorganizar la economía local y continuar la colonización.
Para entender este relato hay que considerar que la Gran Construcción no fue proyectada para testimoniar la grandeza de los ingenieros que se dieron cita en este plan, sino para gloria del Estado, y así tomar posesión definitiva de esta unidad terri-torial, donde los chilenos parecen haber desplazado completa-mente a la comunidad autóctona que absorbió al componente hispano durante la Colonia; de manera que cuando llegue el momento de inaugurar el Puente de Chacao, éste será el último acto de Soberanía.
Sobre éste anhelo dominador se inspiraron realmente los ingenieros para la Gran Construcción, y sin duda tomaron como referencia muchos diseños a escala porque nunca antes en estas latitudes hubo un pueblo capaz de soñar una obra tan magnífica como la que están construyendo; y es posible que así como se presentaron miles de obreros y más tarde, profesionales, tam-bién se debió recurrir al oficio de muchos cronistas capaces de entender la esencia y el patriotismo de aquellos hombres veni-dos de tantas regiones, arrastrando también sus proyectos per-sonales y su memoria.
Anoto esto porque en algún momento un filósofo del Archipiélago escribió una extensa obra referida al Puente, destacando el espíritu y visión de país de los legisladores en la aprobación de recursos, asegurando que eran ellos, en defini-tiva, los verdaderos constructores de tan magna obra. Como sea, el libro fue declarado material didáctico para testimoniar la fuerza de un sueño realizado por muchas generaciones, aún cuando a veces parecía decaer, forcejeando contra el viento, las corrientes oceánicas y el abandono.
Es posible que estas consideraciones sean una vul-garidad para la concreción de tan noble proyecto que con los años va mutando de su forma original – tal es el avance de la obra – pero no deja de ser interesante también manifestar el tesón de los gobernadores en simular un interés que a ratos parece decaer, pero que finalmente se levanta, triunfante.
Después de todo o nada, cuando todos vemos que la obra está en plena construcción, aún nos preguntamos: “¿Para qué?” ¡Fácil! ¡Para los pueblos del Norte! Incluso para las etnias de otros Continentes que deseen implantarse en Chiloé.
La Historia señala que los colonizadores desde siempre han penetrado por el canal. Esta afirmación sólo es verdad por la cercanía del Continente. Sin embargo, lo que sabemos de esa gente no los cubren las leyendas inventadas acerca de ellos. En el pasado buscaron la Ciudad de los Césares y traficaron escla-vos para construir obras menores indignas de nuestra memoria, asunto que ellos agradecen cuando a esta zona vienen a contar otros relatos, lejos de la épica sangrienta con que han escrito sus hazañas, sus constituciones y sus tratados de paz. Además nunca sabremos si lo que ellos dicen es verdad, aunque sí sa-bemos que han heredado el botín histórico obtenido con artes de guerra sucia en otras regiones. Pero como ellos dicen: lo heredado no se roba.
Tal vez sea ese el miedo ancestral por la que los paisanos escapan de su terruño, cuando ellos, los nuevos colonizadores, deciden instalarse en la Isla. En términos generales, sólo ellos hablan maravillas del Archipiélago, dicen que es la región más transparente (para los otros, es claro), que es el espacio ideal para instalar empresas sin pago de impuestos y con muchas ventajas comparativas.
Por cierto, desde el inicio de la Gran Construcción ha quedado de manifiesto que los isleños no disponemos de organizaciones sociales y políticas capaces de solucionar los problemas generales a partir de la puesta en marcha del pro-yecto, puesto que todo está relacionado y desconectado, o sea, los poderosos capitales han rendido culto folklórico a las instituciones y símbolos ancestrales, pero estratégicamente han puesto sus intereses económicos por encima de cualquier consideración.
Esta afirmación la puedo hacer, por cierto, desde la intemperie porque en la comunidad existe sobrada claridad sobre este asunto, por eso cuando se detiene la continuidad de la obra, los políticos organizan mesas de diálogos para entregar el Puente en las próximas elecciones.
Es el ritmo de la estrategia.
Tiempo que desanima a los trabajadores y sus familiares que han migrado. Entonces ocupan su tiempo en crear vínculos, soñar con volver a sus lugares de origen o algunos, muy pocos, se instalan con sus propios colegios e iglesias a espaldas de la comunidad, donde crían sus vástagos para que no se contaminen con la masa infesta de sangre aborigen para que en pro de blanquear la imagen país no destruyan el producto nacional.
El origen del proyecto -según los Anales del Archivo Nacional- fue un plan secreto del Consejo de Seguridad Nacional que luego saltó a la arena política. Entonces el Palacio de Gobierno, en su afán de dar curso social a esa orden primigenia, destruyó todos los muros de resistencia con su discurso histórico, y así se sucedieron varios Dictadores durante el siglo pasado, quienes, tal vez fascinados por la inmortalidad, quisieron arrogarse la paternidad del proyecto para imprimir sus nombres en el libro de oro donde reposa la orden de ejecución.
Según los doctores de ciencias políticas, las grandes construcciones requieren grandes sacrificios sociales y en nombre de ésta fábula, todos los crímenes se justifican porque la epopeya en su marcha forzada engrandece al espíritu humano.
Las batallas de esta historia no son cosa nueva para nosotros. Acostumbrados a ver el lento avance del proyecto (que sólo la mala conciencia impide apreciar en toda su mag-nitud) sabemos también de las persecuciones malvadas contra quienes rehuyen su responsabilidad y contribución a la Gran Construcción del Puente de Chacao.
“La medida del Puente – según el Discurso Oficial – es la distancia exacta que nos separa del Desarrollo en circunstancias que muchos otros pueblos ajenos a las bondades de la Civi-lización no han tenido la oportunidad histórica de avanzar en una generación lo que a la Humanidad le costó siglos de creatividad y esfuerzos para acceder a la actual maravilla que nos brinda la Globalización”.
Guardo mi opinión en mi complejo aldeano, pues nunca he salido de mi provincia, pero todos los antecedentes en la elaboración de este relato están dictados por la determinación necesaria del gran proyecto para que la influencia de una historia común llegue directamente a cada ciudadano de este apartado Archipiélago.

martes, 16 de junio de 2009

LOA DUEÑOS DE LA CIUDAD

PREMIO DE EXTENSIÓN CULTURAL



Aquí todo va bien para unos pocos y mejor para los mismos de siempre. La semana recién pasada le dieron el Premio de Extensión Cultural a la folklorista, Rosario Hueicha, cuando ya la habían enterrado y a la familia se le había olvidado la tristeza. Sólo aquí sucede esa confianza de entregarles las llaves de la ciudad a los cadáveres; en cambio a los vivos, se les declara persona non grata, y más todavía si ejercen algún talento que hierve la sangre de los mediocres; quienes para hacer más fuego de su pira, organizan consejos y comités para realizar sus cacerías de brujas. Por eso, hace algunos días cuando el poeta Koliboro Mankemilla acababa de cumplir una década de obtener el Premio Municipal de Santiago, su rabia comenzó a salirse de madre como esos ríos que arrasan los palafitos. Es posible que nadie quiera recordar el premio en cuestión; pero para dejar constancia a los historiadores, y para ser más precisos, esto sucedió cuando el alcalde todavía vigente inauguró la Plaza de los Lores.
Entonces, el Consejo Municipal, quien otorga el Premio de Extensión Cultural que entrega la Muy Leal Ciudad, decidió crear y otorgar el primer galardón precisamente al poeta Mankemilla, por su contribución a las letras chilenas y dejar en buen pie el nombre del reino en la Metrópolis.
Su rabia, desconocida por todos y negada por él, comenzó hace tres gobiernos atrás cuando alguien con lágrimas en los ojos aseguró que en Chile se haría justicia en la medida de lo posible…Entonces el Premio de Extensión Cultural se la vinieron a ofrecer antes de Navidad, porque sería anunciado el Día de los Inocentes, por ser un día memorable en el mundo literario local. El poeta, se lo contó a todo su mundo: esposa e hijos. Que por fin se venía el premio y muchos dólares para comprarse una casa; que nunca más vivirían de allegado en la ciudad, después que las fronteras se abrieron para la estampida de exiliados que volvieron a tomarse el poder -esta vez en calidad de nuevos colonos- con todo ese capital social que otorga la riqueza y desconoce quien ha nacido cautivo de los tratados de cooperación económica que hacen los países ricos contra los países subdesarrollados. El premio en sí, no era sólo un reconocimiento artístico, sino una muestra de los intereses políticos y la pretensión de controlar a un nuevo régimen cultural. “El poeta Mankemilla – han escrito después los especialistas – es el punto culminante de la seducción erótica que une el pasado mítico con la tragedia inminente de la historia”. Este aspecto, a pesar del testimonio de los especialistas, ponía en evidencia el optimismo proyectivo del sistema político chileno cuando en vez de premiar a los cadáveres, decide galardonar a la generación perdida cuyo auténtico representante se pone de manifiesto en la poética de Mankemilla. Los pormenores del Consejo Municipal y la necesidad urgente de hacer historia en una etapa que ellos juran es fundacional, les hace abrir un abanico que ofrece viento para todos, pero cuando deciden otorgar algún beneficio se cierra como si fuera un puñal, después de haber herido la confianza pública.
Ese mismo puñal hirió seriamente al poeta Mankemilla cuando se enteró que la pequeña élite de cuatro concejales y un Alcalde, decidieron desviar el premio a organizaciones culturales y que finalmente acosados por sus propias iniciativas y disputas personales, decidieron otorgar (cuando ya nadie se postuló a la nominación del Premio de Extensión Cultural; perdiendo, además, todo prestigio) el premio por Secretaría; es decir, en secreto…como siempre se han llevado adelante los Concursos Públicos en la República de Chile. Por eso no debe extrañar a nadie que el próximo año se declare desierto el Concurso de Extensión Cultural, simplemente porque los concejales han perdido todo interés por cualquier actividad cultural. Según ellos, leer o hacer cualquier esfuerzo casi doméstico como apreciar una obra de arte, les parece un pasatiempo de mujeres ociosas o vagabundos. Permitirlo, pondría en tela de juicio la administración del poder y sus límites humanos, porque a través del arte, la sociedad se tornaría más abierta, más cercana a la estabilidad democrática; y eso los llena de incertidumbre y por lo mismo, prefieren reinventar el pasado de espaldas al futuro.
Por todo eso, darle hoy el premio al poeta Koliboro Mankemilla, sería admitir la derrota de un proyecto cultural que nunca ha sido legítimo, porque al fin de cuentas, toda la actual institucionalidad se basa en la ilegitimidad. Y todo porque su poética “une el pasado mítico con la tragedia inminente de la historia”.

HECTORVELIZPM

HECTORVELIZPM

viernes, 12 de junio de 2009

LOS DUEÑOS DE LA CIUDAD

LOS DUEÑOS DE LA CIUDAD


Ninguna esperanza nos había llegado como anillo al dedo, por eso nos pareció imposible dejar de pensar en ella. Hacía mucho, casi un tiempo interminable que se había marchado a buscar su exilio entre los dueños de la ciudad. Se había marchado como si quisiera ser olvidada; pero según nosotros, cada vez estaba más presente, porque su memoria no tenía más pasado que nosotros.
Por eso, el día en que se marchó, ni siquiera se nos pasó por la cabeza averiguar dónde dormiría sin que nadie se apodere de sus sueños.
Entonces comenzamos a odiar ese camino que la llevó hacia allá; primero fue como un latido que sigue uno tras otro; luego, como quién oye murmurar al fuego cuando anuncia desgracia.
Finalmente, comprendimos que se había quedado en la ciudad como si una manda le impidiera volver a caminar entre los coigües y el canelo que apadrinó hasta convertirse en chemamul, esperando su regreso.


autor
hector veliz
(TEXTO IMPRESO EN EL LIBRO DEL MISMO NOMBRE, EDITORIAL MENTANEGRA)