lunes, 26 de julio de 2010

EL CINE REX Y ENNIO MORRICONE

La música de CINEMA PARADISO nos hace recordar los primeros años del CINE REX donde la juventud, las familias y los novios se reunían cada atardecer o los fines de semanas para ver alguna película en la ciudad de Castro por allá en los años locos del rock and roll.
Cuando sólo existía el radioteatro y estaban en boga las historietas, ir al cine era de la máxima elegancia, pues, la escasez de dinero en la población era tan endémica, que solamente los más acaudalados podían darse el lujo de asistir en forma regular al cine.
En ese aspecto, esa posibilidad nunca estuvo fuera de mi alcance y si se puede hablar de privilegios al respecto, puedo asegurar que tuve la felicidad de asistir a casi la mayoría de las proyecciones que se dieron en ese teatro, que pertenecía a Luis Jiménez Pérez, quien era un personaje de leyenda en la ciudad
La primera vez que fui al cine fue de la mano de las tías del Jardín Infantil que había cerca de nuestra casa. Creo que fue alguna película de DISNEY; pero más tarde habría otras, como Las veinte mil leguas de viaje submarino, El bueno, el malo y el feo, etc.
Recuerdo que en mi barrio había un joven, quien también se llamaba Lucho, con él solíamos ir al cine muy a menudo. Era un adolescente, pero tenía la costumbre de no asistir solo al centro de la ciudad, pues, era un autista que siempre salía a la misma hora, pasaba por las mismas calles y solamente se hacía acompañar por chicos menores de 10 años, de manera que sus acompañantes al sobrepasar ese límite de edad, inmediatamente quedaban descartado de ser invitado por su madre, pues, las entradas la financiaba ella por acompañar a su hijo, quién se rehusaba caminar al centro de la pequeña ciudad sin compañía.
Más tarde, me hice amigo del portero del teatro, quien me dejaba entrar por cansancio porque desde el primer momento, cuando comenzaban a vender las taquillas, le pedía que me dejara entrar…
Un día agotado de tanto hostigamiento, me desafió y me dijo que si convencía al dueño del cine para que me deje entrar, me permitiría la pasada los fines de semana.
Luis Jiménez, esa misma tarde descendió de un enorme buick celeste y yo corrí a su encuentro; y, le pedí entonces que me dejara entrar a ver la película, Los buenos muchachos. Me preguntó que quién era yo para pedirle eso; le conté, entre otras cosas que quería ser escritor. El viejo me creyó y a partir de entonces, nunca tuve necesidad de dinero para entrar al cine. El portero no lo podía creer, pero el mismísimo dueño del CINE REX le dijo que me deje entrar gratis cuando se lo pidiera. Después de muchos años, cuando encontré al portero, aún se acordaba de esa tarde cuando le gané la mano por partida doble hasta que cerraron el cine para el golpe de Estado.
En la casa, porque en ese tiempo no existían los televisores, me convertí en el relator de las películas que solía ver. Recuerdo que me gané pronto la fama de mentiroso y fabulador, que aún me persigue, pues, empecé con mi familia y luego continué en el TALLER DE LITERATURA AUMEN. Nunca me interesó ser poeta, sólo quería ser aceptado por los intelectuales y por lo escribían, pero lo que más leía eran relatos, cuentos, crónicas y novelas; es decir, quería ser un escritor, tal vez como esos personajes de las películas que vivían al truco, con un futuro también incierto. Pero más allá de la literatura, quería vivir la aventura de los personajes. Lo que quiero decir, es que el arte influyó mucho en mi vida, a través del cine y la literatura. Tal vez por eso, mis cuentos, según algunos, son cinematográficos, porque tienen las imágenes necesarias para visualizar la esencia de los relatos.
El cine me hizo apreciar un relato que más tarde encontraría en El viaje a la semilla, pues, en esos días de cine, el proyectista era el Señor Alberto Castillo, del cual también me hice amigo por mi licencia para ingresar gratis al cine. Él a veces llegaba tarde o con algo de tragos en el cuerpo, y echaba a andar la máquina. En una de esas, pasó una cinta al revés y la gente salió impresionadísima por la película de esa noche, y fue tanta la conmoción, que mi hermano, que había visto la proyección, nos llamó a todos y nos contó una historia al revés. No le creíamos que se podía filmar una película al revés, pero él aseguró que efectivamente, los directores de cine, por cierto, el de aquella película, sí lo había hecho. Más tarde aprendería un término literario para ese fenómeno: Surrealismo.
Por supuesto que eran los inicios del cine en nuestra ciudad y todos los elementos nuevos del cine, los personajes y las comedias que el cine transporta, también eran objetos de comentarios en nuestra casa. El mundo que percibíamos lejano, nos parecía maravilloso y patético al mismo tiempo. Eran los años del CIRCO DE LAS ÁGUILAS HUMANAS y los PARQUES DE DIVERSIONES que viajaban de ciudad en ciudad llevando diversión a la gente. Como solían llegar en los veranos, la mayoría de los chicos pasábamos días enteros en aquellos centros de diversión.
Por eso, ENNIO MORRICONE, a parte de sus intervenciones en las muchas películas que vimos cuando niño, nos lleva de regreso a esos días, cuando las ideologías parecían estar en la conciencia de la gente, como un nuevo evangelio para la redención y la felicidad de los más necesitados y de aquellos que aún sobrevivían a la tragedia del terremoto del año 60.
Por eso, cuando llegó el toque de queda en la ciudad, el cine, y demás centros de recreación, e incluso los parques de diversiones y los circos, desaparecieron por una larga temporada de nuestras vidas. Sin embargo habían quedado en nuestra memoria aquellos años maravillosos del cine que nunca más volvería a abrir sus puertas para nuestra curiosidad.
Sin embargo, ENNIO MORRICONE, se las ingenió para seguir acompañándonos en las películas clásicas del cine italiano que llegaba a nuestras casas a través de la televisión.
Por supuesto el CINE REX, se mantuvo cerrado como si esperara nuevos tiempos para volver a sus años dorados, pero la historia había cambiado para siempre y el viejo teatro finalmente fue tomado por los gobiernos de la Concertación para convertirse en un Centro Cultural posteriormente manejados por las ideologías de turno.
El viejo CINE REX no corrió la misma suerte que CINEMA PARADISO, pero fue el teatro de muchos recuerdos que aún nos sensibilizan cuando escuchamos las melodías de ENNIO MORRICONE.

hectorvelizpm

1 comentario:

  1. Recuerdos que deleitan con Cinema Paradiso y Ennio Morricone. Película que atrapa para siempre. Y el cine Rex. ¿De dónde eres Héctor?. Abrazos desde el Perú, Julia

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